miércoles, 29 de diciembre de 2010

La familia mexicana

Debemos buscar las soluciones más adecuadas para que todos los niños tengan la alimentación que se merecen, una educación de alta calidad que nos permita formar jóvenes preparados para los retos de la economía, del crecimiento y del futuro.

Por eso, los sentimientos de una nueva nación tienen como pilar fundamental a la familia mexicana.

Tenemos que crear los empleos que los padres de familia necesitan para darle felicidad a sus hijos y un crecimiento adecuado.

Es urgente también crear nuevas oportunidades para las madres solteras.

Por ellas y los niños de México debemos mejorar los servicios de salud y la asistencia social.

El 2011 debe ser el año del crecimiento económico.

Lo podemos lograr a través de programas de apoyo directo a la población, pero también con proyectos productivos para fortalecer a los pequeños y medianos empresarios de las zonas más necesitadas.

Para ello nos hemos dado a la tarea de comenzar un programa para todas las zonas metropolitanas de México.

Esto no quiere decir que habremos de olvidar al campo mexicano.

Esta debe ser la ruta para lograr en el próximo año un verdadero estallido en la creación de empleos, en el crecimiento económico y, sin lugar a dudas, en la seguridad de todos nuestros ciudadanos.

Debemos reconocer problemas, y a partir de su reconocimiento público, encontrar las soluciones mexicanas a la pobreza, a la desigualdad y a la falta de oportunidades.

Para lograrlo necesitamos acuerdos que vayan por encima de los intereses de un grupo o de un partido.

Tenemos que hacer un verdadero consenso nacional para crear el primer programa mexicano de gobierno para el siglo XXI.

Una nueva nación necesita seres humanos mejores, porque si no es muy posible que las crisis sigan siendo recurrentes, y es seguro que viviremos en la tensión y en la angustia.

Necesitamos nuevos ciudadanos que sean capaces de evolucionar, que sean responsables de sí mismos para que puedan hacer a su gobierno responsable.

Queda claro, en cualquier caso, que ninguna reforma social, programa o ley surtirá efecto a menos que tenga como prioridad satisfacer las necesidades básicas de la familia mexicana.

La primera tarea es unir a México y volverlo dinámico.

Lo que nuestra gente quiere es un ingreso decoroso.

Por eso, con gran determinación buscamos articular todos los esfuerzos para reforzar la producción del campo y las ciudades.

Nuevamente debemos avanzar unidos para construir acuerdos.

Unidos para generar las condiciones que permitan a la inversión llegar y para generar más puestos de ocupación.

La pluralidad política de México puede ser motor para acuerdos que nos pongan de nuevo en la ruta del crecimiento.

Es ésta una hora difícil, pero es también una gran oportunidad para contribuir a que México siga su camino hacia adelante.

Unamos fuerzas desde la pluralidad de todas las entidades para renovar el orden jurídico nacional, de la misma manera que se hace en la Confederación Nacional de Gobernadores.

Los canales institucionales son, antes que una lucha electoral, el camino establecido para resolver los problemas de nuestra sociedad, disminuir las carencias y promover el progreso de cada uno de los habitantes.

Es muy importante para el desarrollo de una comunidad que sus miembros conozcan las políticas públicas que existen en otras latitudes, para solucionar las distintas necesidades sociales a las que nos enfrentamos, sobre todo en estos momentos cuando la situación está cambiando política y económicamente en todos los rincones del planeta.

Tal es el caso de los países europeos, de Estados Unidos, de China, India, Rusia y Brasil.

México tiene que encontrar la ruta interna que nos permita integrarnos a la economía internacional con mejores productos, con mayor calidad entre nuestros intercambios, y así, lograremos la estabilidad y el crecimiento económicos.

Las muy diversas regiones que confluyen en México nos obligan a generar acuerdos para el fortalecimiento del campo, de la industria, así como de los servicios para formar una nueva nación.

Fidel Herrera Beltrán.