miércoles, 9 de febrero de 2011

Propuesta de carta de navegación para México, Los sentimientos de una nueva nación.

1. En la última década hemos visto cómo se diluyó la posibilidad de un nuevo proyecto de nación. La consolidación de un régimen democrático exigía una modernización del andamiaje institucional, acorde a las necesidades de una ciudadanía cada vez más exigente y demandante, sin embargo, nuestra democracia se quedó trunca y el país, a todas luces, perdió el rumbo.

2. Tenemos una disminución del Estado mexicano, cuyos desbalances se inclinan hacia los poderes tecnocráticos en detrimento de la soberanía popular y el desarrollo.

Hemos visto también que la democracia mexicana no ofrece por sí misma un terreno propicio para la buena acción de gobierno o de la gobernabilidad, pues vivimos un régimen democrático superpuesto a un sistema defectuoso y carente de instituciones fuertes que garanticen un estado de derecho efectivo.

3. Queda mucho para formar un gobierno de certidumbres que recupere las oportunidades de bienestar y desarrollo de las mayorías.

Somos parte de la región más desigual del mundo en la distribución del ingreso: México tiene un coeficiente de Gini de 0.51 que indica que no se han disminuido las desigualdades en el país desde 2002 y que la tendencia de inequidad se volvió a incrementar desde 2006.

4. En este contexto, el PRI se encuentra ante la gran oportunidad de convertirse en el motor de la innovación institucional que México demanda. Podrá hacerlo en la medida que logre construir, mediante la negociación, un nuevo modelo de desarrollo que genere bienestar, que mejore las instituciones con visión de valor público, con legitimidad; que concrete la consolidación pendiente de la democracia.

Es decir, se la tiene que jugar con las ideas y la iniciativa ciudadana para reflejar los nuevos sentimientos de la nación.

5. Y este proyecto nacional debe ante todo apuntalar el prestigio de las instituciones democráticas, de los poderes representativos del Estado, y del servicio público. Necesitamos que la población recobre la confianza en las instituciones, en los políticos y sobre todo, en la política como herramienta fundamental para lograr acuerdos y generar consensos.

6. Para lograrlo, es imperativo impulsar la rendición de cuentas, buscar una reforma constitucional que permita la reelección de los parlamentarios y que incentive a éstos a rendir cuentas a los electores y transparentar con más eficacia el flujo de dinero de los partidos políticos.

7. El prestigio institucional se dará en la medida que se tengan funcionarios públicos idóneos, elegidos a través de un servicio civil de carrera que combata la improvisación y fortalezca la profesionalización del servicio público.

8. Sólo con un Estado renovado en sus capacidades e instituciones daremos el salto de calidad en innovación y tecnología para impulsar la competitividad.

Esto nos impone el reto de crear un Sistema de Alta Dirección Pública como en los países desarrollados que nos permita mejorar la administración de los recursos y las tareas.

9. Por otro lado, el proyecto de nación no se puede completar sin una agenda que fortalezca el estado de derecho y la creación de una cultura de la legalidad, con policías e instituciones judiciales que contrarresten la impunidad y atajen de fondo la cultura de la corrupción.

Pensar en un Poder Judicial independiente de los otros poderes y con la capacidad de vigilancia horizontal hacia el Legislativo y Ejecutivo es fundamental.

10. Sin embargo, para reconstruir el proyecto de nación es menester identificar los disensos y resolverlos mediante un pacto de gobernabilidad que establezca con toda claridad una carta de navegación para el país, que se concrete en políticas públicas pertinentes, haciendo un balance entre la capacidad de desarrollo, la soberanía popular y la distribución social del conocimiento; que armonice la igualdad y la libertad, lo común y lo diverso.

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