jueves, 17 de noviembre de 2011

Política y gobierno en el ciberespacio

Fidel Herrera Beltrán

17 de noviembre de 2011

Hoy vivimos en la llamada era de la información, donde al hacer un click podemos estar comunicados con el otro lado del mundo, saber en tiempo real lo que ocurre, expresar una idea en 140 caracteres y que ésta repercuta en el mundo entero. Hoy es inimaginable gobernar sin tener en cuenta las nuevas tecnologías. Incluso, es impensable hacer política fuera de la red.

En esta era de las tecnologías de información y comunicación, quienes aspiren a ser representantes populares y busquen posicionar sus mensajes y propuestas en el electorado, requerirán necesariamente de hacer política en el ciberespacio y ser parte de las redes sociales.

Hace tan sólo una década ¿quién habría imaginado que a través de una página web la ciudadanía podría adquirir un potente canal de participación para pedir cuentas, solicitar servicios, e incluso, como ocurre en Estados Unidos e Inglaterra, para supervisar el grado de avance en las políticas y compromisos de quienes gobiernan?

La relación entre ciudadanía y Estado se ha transformado vertiginosamente. Y es que el gobierno electrónico va más allá de la entrega de servicios en línea por parte de las instituciones públicas hacia los ciudadanos; se ha convertido en una forma eficiente que tienen los ciudadanos para hacer valer su opinión en la toma de decisiones. Es sin duda, una expresión clara de que México se enfila hacia terrenos propios de las democracias participativas.

Inevitablemente nos acercamos hacia nuevas formas —más eficientes y transparentes— de gestión pública, de informar y de entregar resultados. Sin embargo, las particularidades de incorporar las nuevas tecnologías a la gestión pública implican retos singulares.

México esta avanzado en esta transición tecnológica, sin embargo, uno de los principales desafíos al que nos enfrentamos es alcanzar el acceso universal a la red. Esto significa que debemos trabajar para garantizar un acercamiento equitativo a las nuevas tecnologías de información, comunicación y digitalización, así como lograr una conectividad de banda ancha en centros de salud, escuelas (primarias, secundarias, tele-secundarias y preparatorias), bibliotecas y centros comunitarios.

Diversos estudios apuntan que la adopción de tecnología está relacionada con mejores niveles de competitividad, educación y seguridad pública.

Por esto considero que el Plan Nacional de Desarrollo 2012-2018 debe incorporar en sus postulados los elementos de la revolución tecnológica, y hacer de ellos una plataforma abierta y democrática que alimente la creación y el diseño de políticas públicas incluyentes. Ello, sin duda, hará que México se convierta en un país cada vez más más eficiente y democrático.