Patria Nueva
Fidel Herrera
19 de abril de 2012
Alcanzar el equilibrio entre desarrollo y
medio ambiente es un reto ineludible que debemos afrontar como nación.
Hoy es un tema que ocupa a todos los países, y figura como prioridad en
sus agendas de gobierno. No hacerlo supone comprometer la calidad de
vida de futuras generaciones.
Por esta razón, la reciente aprobación
en la Cámara de Diputados del dictamen de la Ley General de Cambio
Climático, que ha sido fuertemente impulsada por los partidos PRI y
PVEM, cobra vital relevancia. La nueva Ley atiende el compromiso de
establecer un marco jurídico que permita a nuestro país promover
políticas públicas encaminadas a reducir de manera paulatina la emisión
de gases para mitigar el efecto invernadero, a hacer frente a los
factores que dañan el entorno ecológico y a impulsar fuentes
alternativas de energía.
Se trata de un gran avance en el ciclo
de políticas ambientales que se han desarrollado en México desde hace
poco más de dos décadas. Recordemos que el presidente Miguel de la
Madrid creó en 1986 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología
(SEDUE); el 28 de enero de 1988 publicó en el Diario Oficial de la
Federación la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al
Ambiente que aún está vigente; en 1992 se dio marco legal a la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), cuyo objetivo
ha sido la justicia ambiental; y en 2001 se creó el Instituto Nacional
de Ecología como órgano desconcentrado de la nueva Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales, (SEMARNAT), y cuyo objetivo es la
generación de conocimiento científico.
Con las primeras acciones, los temas
ecológicos ingresaron al Plan Nacional de Desarrollo, a través del
Programa de Medio Ambiente 1995-2000, que incluyó políticas públicas
orientadas al desarrollo sustentable. Se establecieron por primera vez
áreas naturales protegidas, se inició la evaluación del impacto
ambiental, la regulación de residuos industriales peligrosos, la
protección a la vida silvestre y el impulso a la educación e
investigación en este tema.
Considero que el siguiente paso tiene
que ver con los gobiernos locales. En este sentido, Enrique Peña Nieto,
candidato de la coalición Compromiso por México, tiene claro que se
requieren acciones desde los municipios, dirigidas al control del manejo
de residuos, a la educación ambiental y a la eficiencia energética.
Una vez más es el PRI quien presenta las opciones reales para impulsar una nación sustentable, próspera y desarrollada.