sábado, 21 de abril de 2012

Desarrollo sustentable, compromiso por México del PRI y su candidato, Enrique Peña Nieto

Patria Nueva 

Fidel Herrera

19 de abril de 2012

Alcanzar el equilibrio entre desarrollo y medio ambiente es un reto ineludible que debemos afrontar como nación. Hoy es un tema que ocupa a todos los países, y figura como prioridad en sus agendas de gobierno. No hacerlo supone comprometer la calidad de vida de futuras generaciones.

Por esta razón, la reciente aprobación en la Cámara de Diputados del dictamen de la Ley General de Cambio Climático, que ha sido fuertemente impulsada por los partidos PRI y PVEM, cobra vital relevancia. La nueva Ley atiende el compromiso de establecer un marco jurídico que permita a nuestro país promover políticas públicas encaminadas a reducir de manera paulatina la emisión de gases para mitigar el efecto invernadero, a hacer frente a los factores que dañan el entorno ecológico y a impulsar fuentes alternativas de energía.

Se trata de un gran avance en el ciclo de políticas ambientales que se han desarrollado en México desde hace poco más de dos décadas. Recordemos que el presidente Miguel de la Madrid creó en 1986 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE); el 28 de enero de 1988 publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente que aún está vigente; en 1992 se dio marco legal a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), cuyo objetivo ha sido la justicia ambiental; y en 2001 se creó el Instituto Nacional de Ecología como órgano desconcentrado de la nueva Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, (SEMARNAT), y cuyo objetivo es la generación de conocimiento científico.

Con las primeras acciones, los temas ecológicos ingresaron al Plan Nacional de Desarrollo, a través del Programa de Medio Ambiente 1995-2000, que incluyó políticas públicas orientadas al desarrollo sustentable. Se establecieron por primera vez áreas naturales protegidas, se inició la evaluación del impacto ambiental, la regulación de residuos industriales peligrosos, la protección a la vida silvestre y el impulso a la educación e investigación en este tema.

Considero que el siguiente paso tiene que ver con los gobiernos locales. En este sentido, Enrique Peña Nieto, candidato de la coalición Compromiso por México, tiene claro que se requieren acciones desde los municipios, dirigidas al control del manejo de residuos, a la educación ambiental y a la eficiencia energética.

Una vez más es el PRI quien presenta las opciones reales para impulsar una nación sustentable, próspera y desarrollada.




Salarios justos y combate a la pobreza: compromisos del PRl y su candidato, Enrique Peña

Patria Nueva

Fidel Herrera Beltrán

18 de abril de 2012

 

México implementó a lo largo de treinta años, entre 1952 y 1982, un modelo económico-social sustentado en la estabilidad y el crecimiento sostenido, que impactó positivamente el poder adquisitivo de su población. De hecho, durante esos años se acuñó la frase "el milagro mexicano" para describir los aciertos de una generación de estadistas que impulsaron con determinación la generación de empleos ligados al desarrollo del sector industrial y agrícola nacional.

Sin embargo, este modelo de desarrollo mostró sus debilidades en México y América Latina durante la década de los años ochenta; a partir de entonces las políticas de corte monetarista y neoliberal han resultado insuficientes para garantizar que los salarios que percibe la clase trabajadora alcancen para satisfacer sus requerimientos mínimos de subsistencia.

El sustento de esta observación se encuentra en la evidencia obtenida por los estudios que desde el año 2000 ha desarrollado el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM.
Los resultados de esta investigación revelan que de 2000 a 2006, el poder de compra del salario mínimo disminuyó 22.8 por ciento comparado con el incremento de precios de la canasta básica en ese mismo periodo, mientras que entre 2006-2012 su pérdida de poder adquisitivo se situó en 42 por ciento.

Hoy, los mexicanos necesitan 198 pesos diarios para comprar los productos básicos que adquirían en 2006 con 81 pesos. Si comparamos el salario mínimo vigente más alto, es decir, el de la zona "A", un trabajador obtiene por ocho horas de trabajo 62.33 pesos por día, esto es, 135 pesos menos de lo que necesitaría para estar en posibilidad de proveer un piso mínimo de satisfactores para una familia integrada por dos adultos, un adolescente y dos niños.

Ante el complejo escenario económico que se refleja en la cotidianeidad de la población mexicana, la convicción del candidato de la Alianza Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, de sacar de la pobreza alimentaria a 21 millones de mexicanos, reviste trascendental importancia.

México requiere dinamizar en el plazo inmediato su economía para crecer, y como ya lo ha mencionado el candidato priísta, necesita hacerlo a un ritmo anual de cinco a seis puntos porcentuales del PIB, y es que por cada punto de crecimiento se crean 200 mil empleos directos. La clave, me parece, es apostarle al campo y establecer una serie de políticas que detonen nuevos proyectos productivos. Sólo así se cumplirá la meta de crear el millón de empleos anuales que demanda la incorporación de nuestros jóvenes a la actividad productiva.

Muy relacionado con el compromiso anterior, está el de incrementar en un 45 por ciento la matrícula de educación superior actual. Ello permitiría a nuestro país aprovechar el bono demográfico que no podemos darnos el lujo de desatender, así nuestros futuros trabajadores estarán más preparados para obtener los empleos que se generen a través de la inversión productiva.

Pedimos productividad de nuestros trabajadores, en correspondencia tenemos la obligación de ofrecerles empleos y salarios justos que les permitan contar con ingresos suficientes para adquirir los insumos de la canasta básica que hoy lucen lejanos para sus bolsillos.

Lograr el mejoramiento de los salarios es una condición necesaria para el desarrollo de los mexicanos, y como bien señala Enrique Peña Nieto sólo hay un camino: el del crecimiento económico.