miércoles, 30 de julio de 2014

Reforma Energética, puntal del desarrollo de México III


[Tercera parte]

1. El lunes 28 de julio inició en la Cámara de Diputados la discusión y votación del paquete legislativo de leyes secundarias de la Reforma Energética, una vez que fueron aprobadas en el Senado de la República una semana antes y enviadas a la colegisladora las minutas correspondientes de decreto de ley. 

2. Esta reforma de gran calado propuesta por el Presidente de la República a la nación es, después del TLCAN firmado en noviembre de 1993, la decisión más importante que los mexicanos hemos tomado para convertir a nuestro país en una potencia energética que permita promover mayor inversión, crear empleo, competir con mayor capacidad en los mercados globales y alcanzar un desarrollo más equitativo y sustentable.

3. En las reformas constitucionales a los artículos 25, 27 y 28 en materia energética, se establece claramente que la propiedad, exploración y extracción de los hidrocarburos; la planeación y control del sistema eléctrico nacional; y el servicio público de transmisión de electricidad sólo podrán ser llevados a cabo por el Estado mexicano por conducto de sus entidades paraestatales -Pemex y CFE-, transformándolas en empresas productivas. En áreas no sustantivas se apoyará en la participación de empresas productivas subsidiarias, previa autorización de los órganos coordinados en materia energética. 

4. El petróleo, hidrocarburos, hidrógeno sólido, líquido o gaseoso en el subsuelo, incluyendo la plataforma continental y la zona exclusiva situada fuera del mar patrimonial y adyacente a éste en mantos o yacimientos, son propiedad directa, inalienable e imprescriptible de la nación. De igual modo lo es el control de la distribución de energía. 

5. La Secretaría de Energía será la encargada de diseñar la política energética del país y contará con los siguientes órganos reguladores coordinados en materia energética: Comisión Nacional de Hidrocarburos, Centro Nacional de Control de Energía y Comisión Reguladora de Energía. 

6. La reforma crea el fideicomiso público Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y Desarrollo, cuya fiduciaria será el Banco de México. Tendrá por objeto recibir, administrar y distribuir los ingresos de las asignaciones y contratos, a excepción de los impuestos. Con los recursos obtenidos los estados productores de petróleo: Campeche, Chiapas, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz, recibirán mayores partidas económicas para inversión en infraestructura y gasto social.

7. La propiedad privada y social de la tierra queda salvaguardada. Los productores agrícolas y ganaderos que pudieran verse afectados por actividades relacionadas con las industrias energéticas, pueden tener la certeza de que sus propiedades no están sujetas a expropiación, por el contrario, recibirán beneficios justos derivados de las actividades que se realicen en ellas. De igual modo los derechos de los trabajadores de Pemex y CFE serán acatados sin cortapisas. 

8. El respeto al medio ambiente es parte sustantiva de esta reforma. Establece áreas de reserva en las que se prohíben actividades de exploración y extracción de hidrocarburos, y promueve la generación de energía a través de fuentes renovables como solar fotovoltaica, solar térmica, biogás, hidroeléctrica, mareomotriz, biomasa y eólica, con objeto de ir reduciendo progresivamente la emisión de contaminantes y hacer frente al cambio climático.

9. La Reforma Energética busca restituir las reservas probadas de gas y petróleo en un 100% con un incremento en la producción para alcanzar 3.5 millones de barriles en 2025; aumentar de 5,700 millones de pies cúbicos de gas natural que se producen actualmente a 10,400 millones en 2025, y en electricidad satisfacer en su totalidad la demanda evitando fugas en la transmisión y bajando paulatinamente las tarifas.

10. La seguridad energética de México está garantizada. De no haber emprendido esta reforma, en tan sólo cinco años nuestro país, a pesar de haber sido históricamente un gran productor de hidrocarburos, se hubiera convertido en un importador neto de energía, dependiente de la disponibilidad y los precios del extranjero.