jueves, 28 de junio de 2012

Las fortalezas de la economía mexicana


28 Junio de 2012

Es claro que la economía mexicana tiene una gran capacidad de recuperación, así lo demostró en la crisis petrolera de 1973, en la crisis de deuda de 1982, en las crisis financieras y energéticas de 1989, 1996 y 2005. El costo social, sin embargo, ha sido alto. El conjunto de los mexicanos hemos tenido que remar contra la adversidad y salir adelante, y ese esfuerzo es reconocido hoy por las economías del mundo, que nos ven como un país fuerte, con finanzas sanas y amplias posibilidades de retomar un rol de liderazgo en la economía global.

Pero México tiene que navegar en un mundo que enfrenta serios problemas económicos, sobre todo en Europa, donde Portugal, Italia, Grecia y España hoy conviven con los conflictos, incluso sociales, que vienen aparejados a las crisis financieras.

Igualmente, el principal socio comercial de México enfrenta una expectativa inflacionaria alta, de casi 4 por ciento para 2012, lo que implica un incremento de las tasas de interés reales y por tanto una desaceleración de la inversión privada. El impacto que tendrá este aspecto sobre las exportaciones mexicanas es directo, porque ante la desaceleración, menos estadounidenses comprarán productos importados. 

Estos dos efectos harán que nuestra economía crezca a una tasa menor a lo proyectado por OCDE para este año, que fue de 3.5 por ciento del PIB, la reducción obedece a que aún no hay un pronunciamiento claro sobre la política de rescate que se seguirá en los países europeos en crisis y si China participará, dado que es el país que mayores excedentes de reservas internacionales tiene en el mundo.

En este escenario, México parte de una mejor posición que antaño, ya que no está en crisis de pago, tiene reservas internacionales por arriba de los 140 mil millones de dólares, que lo hace resistente a los embates especulativos. Partiendo de este escenario, nuestro país está en posibilidades de recuperarse, ya no sólo económicamente, sino socialmente. Es tiempo de que analicemos los mecanismos para convertir el crecimiento económico en un claro crecimiento social y en lo que en otras ocasiones he llamado la democratización de las oportunidades económicas para todos.

Así como supimos enfrentar las crisis económicas, es tiempo de que enfrentemos la crisis alimentaria, la pobreza y marginación de más de la mitad de nuestra población. Tenemos capacidad de recuperarnos, sólo necesitamos tomar las medidas adecuadas y empezar a transitar hacia los indicadores sociales positivos, que reflejen un mejoramiento en la economía familiar.